Dice que 'en suelo alemán debe ser respetada la ley alemana'
Berlín no cree al 'amigo americano'
Todas las promesas realizadas por Washington a la Cancillería han sido incumplidas
La negociación del Tratado de No Espionaje entre Alemania y EEUU "hace aguas"
Fuerzas especiales de la policía alemana vigilan la Plaza de París durante una visita de Obama a Berlín. REUTERS
ROSALÍA SÁNCHEZ Especial para EL MUNDO Berlín
Actualizado: 17/01/2014 21:40 horas
Después de descubrirse que la agencia estadounidense de espionaje NSA había mantenido durante años intervenido el teléfono móvil de la canciller Angela Merkel, las relaciones bilaterales entre los dos países están en su peor momento desde la II Guerra Mundial. Todas las esperanzas de recomponerlas, por parte del cuerpo diplomático alemán estabanpuestas en el Tratado de No Espionaje ofertado por Washington, pero las negociaciones van mucho peor de lo esperado y el proyecto "hace aguas", según fuentes del Ministerio de Exteriores de Berlín.
Quizá la promesa de no espiar a jefes de Gobierno amigos, formulada este viernes por Obama, pueda salvarlo en el último momento, pero sus palabras: "No vamos a pedir disculpas", mantienen la temperatura gélida de la relación."Saludamos la intención de respetar los derechos de los ciudadanos no estadounidenses", improvisó en la noche del viernes a modo de reacción el portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert, y añadió: "Sigue vigente nuestra posición: en suelo alemán debe ser respetada la ley alemana".
El origen de este escepticismo está en las promesas que ya formuló Obama durante su viaje oficial a Alemania en junio,que han sido sistemáticamente incumplidas. Prometió a la comisión de parlamentarios, altos cargos de Interior y responsables de los servicios secretos alemanes que se desplazaría a Washington que allí encontrarían "todas las puertas abiertas" y podrían acceder a "toda la información pertinente". Pero los funcionarios que los recibieron no les dieron más que largas durante semanas para, finalmente, negarse abiertamente a traspasar archivos sobre el espionaje al teléfono de Merkel o a desvelar los entresijos técnicos y logísticos de dicha vigilancia. No han respondido siquiera a la pregunta sobre la fecha de inicio de las escuchas ni han confirmado si el centro de seguimiento estaba o no instalado en la embajada de EEUU en Berlín, una posibilidad que ha indignado especialmente a los alemanes.
Este nulo acceso a la información solicitada había causado rechazo en los funcionarios alemanes, pero la consigna política seguía siendo continuar con las negociaciones y así lo han hecho durante varios meses, que no han servido más que para demostrar que la oferta de un Tratado de No Espionaje no iba mucho más allá de un paripé mediático. Las negociaciones para un acuerdo ya estaban bastante avanzadas a nivel técnico, pero a medida que pasan las semanas la impresión alemana es que sólo han sido utilizadas por Obama para ganar tiempo.
El mismo presidente de la Agencia Federal de Inteligencia alemana (BND), Gerhard Schindler, considera que "bajo esas circunstancias es mejor no firmar acuerdo alguno" y resulta evidente que dentro de los servicios secretos alemanes hay un serio malestar frente a EEUU. "Los americanos nos han mentido", asegura un alto funcionario en relación a que, antes de conocerse el caso del teléfono de Merkel, Washington asegurase que su Inteligencia no haría nada que perjudicase los intereses alemanes.
El nuevo coordinador de las relaciones trasatlánticas para el Gobierno alemán de gran coalición, Philipp Missfelder, considera la negativa estadounidense a comprometerse ante el Derecho Internacional a dejar de espiar a los altos cargos alemanes como "palabras desacostumbradamente sinceras", y confirma que las relaciones bilaterales han "tocado un nuevo fondo". Después de reunirse el jueves con el embajador estadounidense en Berlín, John B. Emerson, el político cristianodemócrata ha reconocido que en estos momentos las relaciones entre ambos países con "todo menos buenas", aunque ha insistido en que, "por supuesto, EEUU sigue siendo un país amigo para Alemania", pero señala que "en todas las amistades hay buenos y malos momentos".
Quizá la promesa de no espiar a jefes de Gobierno amigos, formulada este viernes por Obama, pueda salvarlo en el último momento, pero sus palabras: "No vamos a pedir disculpas", mantienen la temperatura gélida de la relación."Saludamos la intención de respetar los derechos de los ciudadanos no estadounidenses", improvisó en la noche del viernes a modo de reacción el portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert, y añadió: "Sigue vigente nuestra posición: en suelo alemán debe ser respetada la ley alemana".
El origen de este escepticismo está en las promesas que ya formuló Obama durante su viaje oficial a Alemania en junio,que han sido sistemáticamente incumplidas. Prometió a la comisión de parlamentarios, altos cargos de Interior y responsables de los servicios secretos alemanes que se desplazaría a Washington que allí encontrarían "todas las puertas abiertas" y podrían acceder a "toda la información pertinente". Pero los funcionarios que los recibieron no les dieron más que largas durante semanas para, finalmente, negarse abiertamente a traspasar archivos sobre el espionaje al teléfono de Merkel o a desvelar los entresijos técnicos y logísticos de dicha vigilancia. No han respondido siquiera a la pregunta sobre la fecha de inicio de las escuchas ni han confirmado si el centro de seguimiento estaba o no instalado en la embajada de EEUU en Berlín, una posibilidad que ha indignado especialmente a los alemanes.
Este nulo acceso a la información solicitada había causado rechazo en los funcionarios alemanes, pero la consigna política seguía siendo continuar con las negociaciones y así lo han hecho durante varios meses, que no han servido más que para demostrar que la oferta de un Tratado de No Espionaje no iba mucho más allá de un paripé mediático. Las negociaciones para un acuerdo ya estaban bastante avanzadas a nivel técnico, pero a medida que pasan las semanas la impresión alemana es que sólo han sido utilizadas por Obama para ganar tiempo.
Servicios secretos germanos
Según ha informado el diario de Múnich 'Süddeutsche Zeitung', el Gobierno de EEUU ha rechazado expresamente comprometerse mediante un tratado a no espiar en adelante a altos cargos alemanes. Citando fuentes de los servicios secretos germanos, el periódico afirma que "aunque oficialmente existen negociaciones en curso, no hay prácticamente posibilidades de llegar de forma efectiva a un acuerdo en el que los dos países se comprometan a no espiarse mutuamente".El mismo presidente de la Agencia Federal de Inteligencia alemana (BND), Gerhard Schindler, considera que "bajo esas circunstancias es mejor no firmar acuerdo alguno" y resulta evidente que dentro de los servicios secretos alemanes hay un serio malestar frente a EEUU. "Los americanos nos han mentido", asegura un alto funcionario en relación a que, antes de conocerse el caso del teléfono de Merkel, Washington asegurase que su Inteligencia no haría nada que perjudicase los intereses alemanes.
El nuevo coordinador de las relaciones trasatlánticas para el Gobierno alemán de gran coalición, Philipp Missfelder, considera la negativa estadounidense a comprometerse ante el Derecho Internacional a dejar de espiar a los altos cargos alemanes como "palabras desacostumbradamente sinceras", y confirma que las relaciones bilaterales han "tocado un nuevo fondo". Después de reunirse el jueves con el embajador estadounidense en Berlín, John B. Emerson, el político cristianodemócrata ha reconocido que en estos momentos las relaciones entre ambos países con "todo menos buenas", aunque ha insistido en que, "por supuesto, EEUU sigue siendo un país amigo para Alemania", pero señala que "en todas las amistades hay buenos y malos momentos".
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