Pese a que los medios promueven que China es una amenaza, el país que sigue dominando el mundo a través de "violencia y arrogancia" es EE.UU., mientras Europa se somete a Bruselas y al Bundesbank, afirma el célebre pensador político Noam Chomsky.
"Leo en estos días editoriales locos que nos devuelven a los tiempos de la Guerra Fría. ¿Cómo se pueden comparar las recientes acciones de Putin en Crimea con los acontecimientos en Hungría, Checoslovaquia y Afganistán?", se indigna el célebre lingüista en una entrevista con la revista semanal 'L'espresso', dedicada al papel de EE.UU., China, Corea del Norte y la UE.
"¿Qué derecho tiene Occidente, que atacó e invadió Irak, que bombardeó Afganistán, que fue un testigo pasivo -si es que no provocó de manera activa- la desmembración de Yugoslavia y que reconoció Kosovo a protestar, indignarse e incluso imponer sanciones contra Rusia por lo que está sucediendo en Crimea, donde yo no tengo constancia de que se hayan producido masacres, limpiezas étnicas ni violencia?", se pregunta. ¿Por qué EE.UU. sigue considerando a todo el mundo como "territorios sometidos" que pueden y hasta deben controlar y modificar según sus propios intereses?, sigue.
EE.UU. sigue siendo la primera potencia del mundo, una posición que alcanzaron después de la Segunda Guerra Mundial y que siguen manteniéndolo con "inmutable violencia y arrogancia", y China no puede considerarse como un competidor capaz de disputarle este liderazgo, cree Chomsky. China no cuenta como potencia militar equiparable, ya que no tiene bases militares ni aliados por todo el mundo, sus gastos militares no son comparables con los de EE.UU. y "no pretende imponer su modelo socioeconómico", explica. En cambio, los gastos militares de EE.UU. son "más o menos equivalentes a los del resto del mundo en su conjunto".
A pesar de ello el mundo está obsesionado por el temor a China, principalmente debido a las prácticas mediáticas que, en busca de noticias bomba, solo son capaces de "alimentar estereotipos en vez de investigar y analizar acontecimientos reales". No obstante, según un sondeo, el país que representa una mayor amenaza para el mundo, según el 70% de los europeos encuestados, es EE.UU., seguido de Pakistán, la India y China, que se sitúa en el cuarto lugar con apenas el 10% de votos, afirma Chomsky. Gracias a su experiencia histórica, "los europeos saben diferenciar la amenaza real de una falsa", concluye.
Algunos conflictos en el mundo han sido reactivados por EE.UU. no solo de manera activa, sino también pasiva. En 1994 EE.UU. y Corea de Norte estaban a punto de acordar la firma de un tratado de paz, pero el entonces líder estadounidense, Bill Clinton, prefirió 'olvidarse' del país asiático para dedicarse al conflicto palestino-israelí, mientras que George Bush tampoco hizo nada para que avanzara el acuerdo, cuenta Chomsky. "Fue EE.UU. el que violó los acuerdos y, de esta manera, provocó la carrera de armamentos nucleares", a pesar de que la prensa mundial echa toda la culpa a Corea del Norte, concluye.
Si EE.UU. quiere de verdad mejorar sus relaciones con Corea del Norte tiene que volver a las negociaciones directas y convencer a Corea del Sur para que articule una política de apertura y diálogo con su vecino de norte "a través de intercambios culturales y económicos", y tal vez dejar de organizar dos veces al año ejercicios militares a gran escala"en las narices de Pionyang", asegura el lingüista.
Por su parte, Europa se encuentra sometida al dictado del Bundesbank y de los funcionarios de Bruselas, y eso ya es estar lejos de la democracia. Los ciudadanos europeos contemplan cómo "se reducen, si no es que se eliminan, sus derechos". Ahora ya no importa quién gana las elecciones, ya que si uno no se somete a Bruselas será "crucificado" y "expulsado del escenario político europeo", como pasó con el ex primer ministro griego Georgios Papandreu, concluye Chomsky.
"Leo en estos días editoriales locos que nos devuelven a los tiempos de la Guerra Fría. ¿Cómo se pueden comparar las recientes acciones de Putin en Crimea con los acontecimientos en Hungría, Checoslovaquia y Afganistán?", se indigna el célebre lingüista en una entrevista con la revista semanal 'L'espresso', dedicada al papel de EE.UU., China, Corea del Norte y la UE.
"¿Qué derecho tiene Occidente, que atacó e invadió Irak, que bombardeó Afganistán, que fue un testigo pasivo -si es que no provocó de manera activa- la desmembración de Yugoslavia y que reconoció Kosovo a protestar, indignarse e incluso imponer sanciones contra Rusia por lo que está sucediendo en Crimea, donde yo no tengo constancia de que se hayan producido masacres, limpiezas étnicas ni violencia?", se pregunta. ¿Por qué EE.UU. sigue considerando a todo el mundo como "territorios sometidos" que pueden y hasta deben controlar y modificar según sus propios intereses?, sigue.
EE.UU. sigue siendo la primera potencia del mundo, una posición que alcanzaron después de la Segunda Guerra Mundial y que siguen manteniéndolo con "inmutable violencia y arrogancia", y China no puede considerarse como un competidor capaz de disputarle este liderazgo, cree Chomsky. China no cuenta como potencia militar equiparable, ya que no tiene bases militares ni aliados por todo el mundo, sus gastos militares no son comparables con los de EE.UU. y "no pretende imponer su modelo socioeconómico", explica. En cambio, los gastos militares de EE.UU. son "más o menos equivalentes a los del resto del mundo en su conjunto".
A pesar de ello el mundo está obsesionado por el temor a China, principalmente debido a las prácticas mediáticas que, en busca de noticias bomba, solo son capaces de "alimentar estereotipos en vez de investigar y analizar acontecimientos reales". No obstante, según un sondeo, el país que representa una mayor amenaza para el mundo, según el 70% de los europeos encuestados, es EE.UU., seguido de Pakistán, la India y China, que se sitúa en el cuarto lugar con apenas el 10% de votos, afirma Chomsky. Gracias a su experiencia histórica, "los europeos saben diferenciar la amenaza real de una falsa", concluye.
Algunos conflictos en el mundo han sido reactivados por EE.UU. no solo de manera activa, sino también pasiva. En 1994 EE.UU. y Corea de Norte estaban a punto de acordar la firma de un tratado de paz, pero el entonces líder estadounidense, Bill Clinton, prefirió 'olvidarse' del país asiático para dedicarse al conflicto palestino-israelí, mientras que George Bush tampoco hizo nada para que avanzara el acuerdo, cuenta Chomsky. "Fue EE.UU. el que violó los acuerdos y, de esta manera, provocó la carrera de armamentos nucleares", a pesar de que la prensa mundial echa toda la culpa a Corea del Norte, concluye.
Si EE.UU. quiere de verdad mejorar sus relaciones con Corea del Norte tiene que volver a las negociaciones directas y convencer a Corea del Sur para que articule una política de apertura y diálogo con su vecino de norte "a través de intercambios culturales y económicos", y tal vez dejar de organizar dos veces al año ejercicios militares a gran escala"en las narices de Pionyang", asegura el lingüista.
Por su parte, Europa se encuentra sometida al dictado del Bundesbank y de los funcionarios de Bruselas, y eso ya es estar lejos de la democracia. Los ciudadanos europeos contemplan cómo "se reducen, si no es que se eliminan, sus derechos". Ahora ya no importa quién gana las elecciones, ya que si uno no se somete a Bruselas será "crucificado" y "expulsado del escenario político europeo", como pasó con el ex primer ministro griego Georgios Papandreu, concluye Chomsky.