La justicia emitió un fallo histórico esta semana que anula la comercialización de maíz transgénico de la multinacional Bayer en el Norte y Nordeste de Brasil. La medida sienta un precedente en la lucha popular contra el avance de los agronegocios y el dominio de las transnacionales. Asimismo cobra relevancia en el país que se ubica en el segundo lugar mundial en la producción de transgénicos con más de 36 millones de hectáreas sembradas.
La justicia en Brasil –el Tribunal Regional Federal de la 4° Región (TRF4)- falló el jueves contra la comercialización de maíz transgénico “Liberty Link”, de la multinacional Bayer en las regiones del Norte y Nordeste del país. La decisión del Tribunal sienta un precedente en la lucha contra las multinacionales y la expansión de los agronegocios en la nación que se ubica en el segundo lugar en el mundo de la producción de Organismos Genéticamente Modificados (OGM).
El fallo anula la decisión de la Comisión Técnica para la Seguridad Nacional en Bioseguridad (CTNBio) que autorizó la utilización de este tipo de maíz y obedece a una acción interpuesta en 2007 por Tierra de Derechos, el Instituto Brasileño de Defensa del Consumidor (IDEC), la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños y la Asociación de Agricultura Familiar y Agroecología (AS-PTA).
De acuerdo con la justicia, no hay suficientes estudios realizados en otros países que evalúen el impacto de los OGM en cada uno de los biomas y la decisión de la CTNBio debe estar amparada en los mismos. Asimismo el Tribunal exigió al ente regulador el acceso público a los documentos del expediente tramitado por la Comisión para que la población participe en el proceso de liberalización de los OGM.
Por su parte, el abogado de Tierra de Derechos, Fernando Prioste, señaló que se trata de un fallo sin precedentes porque obliga a la realización de estudios de impacto ambiental y exhorta a la CNTBio a otorgar transparencia en la autorización de los OGM. “El voto de hoy merece un estudio detallado, ya que cubre el tema en profundidad, el análisis de los aspectos legales que combinan las consecuencias sociales y económicas de la liberación de OMG en Brasil para las generaciones futuras”, sostuvo el abogado.
“Después de diez años de la liberación comercial de los cultivos transgénicos en Brasil, el debate sobre el tema se intensificó en formas más complejas, dejando al descubierto la debilidad de los plaguicidas y la agricultura a base de OMG. La decisión judicial de hoy es un elemento importante que se añadirá a la lucha popular por un modelo de agricultura basado en la agroecología, que garantiza los derechos de los agricultores y la comida sana sin pesticidas y para la población”, enfatizó.
Sin embargo el caso todavía no está cerrado. Bayer aún puede apelar ante el Tribunal Supremo y el Tribual Superior. En este sentido se debe tener en cuenta el dominio que logró en el país la multinacional en los últimos tres años; la empresa de origen alemán concretó distintas adquisiciones claves para el control de la agricultura regional, entre ellas el banco de germoplasma de Agropastoril Mejoramiento, las compañías de soja Wehrtec y SoyTech y la tecnología de selección vegetal de la empresa CVR.
Desde hace una década la frontera agrícola en Brasil avanzó de manera exponencial de la mano de los agronegocios, una agricultura industrial desarrollada a partir de un paquete tecnológico que incluye desde semillas OGM hasta toda clase de agroquímicos y diversos productos para “maximizar” el rendimiento.
En la actualidad Brasil se ha convertido en el segundo productor mundial de transgénicos -en primer lugar se encuentra Estados Unidos, en tercer puesto Argentina- con más de 36,6 millones de hectáreas sembradas de soja, maíz y algodón de este tipo.
Frente al dominio de la agricultura brasileña en manos de las multinacionales, organizaciones como el Movimiento de Trabajadores Sin Tierra (MST) se ubican al frente de la resistencia a los agronegocios que arrasan con la soberanía alimentaria de la nación. “Existe una presión grande del capital financiero, que domina la agricultura a través del agronegocio y de las empresas transnacionales. El gobierno se tornó rehén del agronegocio”, denuncia la coordinación nacional del MST. Para cada segmento de la agricultura hay un grupo oligopólico de empresas transnacionales controlando: “en los granos tenemos a Monsanto, Cargill, Bunge, ADM y Dreyfuss; en la leche tenemos a Nestlé, Parmalat y Danone; en la celulosa cuatro a cinco empresas”, advierte la organización.
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