miércoles, 9 de abril de 2014

“Un nuevo cielo y una nueva tierra”

Un nuevo cielo y una nueva tierra
Actualmente el hombre se encuentra en el Kali Yuga al final del que se tendrá la Edad de Oro. Kalki será, según la tradición de los Purana, el próximo avatar de Vishnu, el fundador de la nueva de la edad del oro. Aparecerá, simbólicamente, cabalgando un caballo blanco, y empuñando una espada, y será el fin del Kali yuga, la actual época oscura en cuyo prevalece la vida pasional y el hombre amenaza de siempre alejarse de más de la misma naturaleza divina, del justo y por tanto del propio dharma y vivas, a causa de eso, grandes angustias y sufrimientos.
También aquí profundas analogías son descubribles entre la figura del Kalki avatar y la llegada en el apocalipsis del Cristo “… Luego està el cielo abierto y un caballo blanco; él que lo cabalgó se llamó “Fiel” y “Veraz”: él juzga y combate con justicia. Sus ojos son como una llama de fuego, tiene sobre su jefe muchos diademas; entrega escrito un nombre que nadie conoce al infuori de él. Es envuelto en una capa empapada de sangre y su nombre es Verbo de Dios. Los ejércitos del cielo lo siguen sobre caballos blancos, vestidos de lino blanco y puro. De la boca le sale una espada afilada para golpear con ella a las gentes. Él las gobernará con cetro de hierro y empujará en la cuba el vino del cólera furioso del Dios omnipotente. Un nombre lleva escrito sobre la capa y sobre el fémur: Rey de los reyes y Dios de los señores”.
Restaurar el dharma quiere decir en el ciclo actual ayudar el hombre a hallarle dentro la misma naturaleza divina para que pueda manifestarme concretamente en la conciencia individual, en los comportamientos individuales y consecuentemente en aquellos colectivos. “Sois dioses” reprochó Jesús en los Evangelios! He aquí vivir con todo el propio ser esta verdad es el dharma individual y colectivo que permitirá de respetarle Leyes Moral Cósmica. No la retirada ascética pero la realización en la materia, en el templo interior, en los comportamientos, en los pensamientos y en los sentimientos.
Quizás se puede afirmar que el Avatar, bajo el perfil de la manifestación, prescindiendo de eventuales y discutibles identificaciones con una determinada persona física, es ciertamente un Principio divino que se manifiesta, una Enseñanza Iniciática que se aclara, que baja como sobre la humanidad el agua que el Ensayo del Acuario vierte sobre la colectividad, y que se dirige al hombre ofreciéndole la mano para levantarlo de la oscuridad, del sufrimiento en el que ha caído. Es una Enseñanza que ofrece a todos los que lo quieran, posibilidad y métodos para hallar la casa del Padre.
« En la edad de Acuario, la ignorancia, el materialismo, y el despotismo se desplomarán; únicamente las nociones de fraternidad y universalidad reinarán. » « La Inteligencia Cósmica ha construido al hombre de forma que no pueda alcanzar su plena expansión si no mantiene el vínculo con su mundo superior, de donde recibe la luz y la fuerza. Es por ello que en tanto confíe únicamente en su limitado intelecto, carece de posibilidades de ver y de preverlo todo, produciéndose errores catastróficos en todos los sentidos. Los que sitúan su poder en la técnica, la industria, el progreso material, están condenados a perecer tarde o temprano. Porque sus obras, inspiradas sólo por el deseo de dominar al mundo sin tener en cuenta los designios de la Inteligencia Cósmica, remueven las capas de la atmósfera física y psíquica provocando fuerzas hostiles, potencias temibles que se desencadenan contra ellos. Pronto, la edad de Acuario producirá grandes trastornos que harán comprender a los que sobrevivan, que hay leyes que se deben respetar. La nueva vida que se está preparando está más allá de la imaginación por su belleza, su esplendor y su armonía. Porque todas las criaturas que están dispersas por el mundo y que trabajan en secreto buscando el Reino de Dios, se encontrarán y obrarán por medios impresionantes, y las fortalezas de la ignorancia, del materialismo, del despotismo, se desplomarán. Os lo digo y ocurrirá como os lo digo: nada podrá impedir la llegada de la nueva época, de la Edad de Oro.»

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