Pijamasurf
sab, 28 jun 2014 02:06 CDT
Mientras al interior de los estadios se llevan a cabo épicas gestas deportivas, las calles de muchas ciudades brasileras se llenan de manifestantes desalojados por el gobierno a causa de la copa del mundo.
La Copa del Mundo Brasil 2014 ha estado llena de sobresaltos y bajo el escrutinio crítico de los medios incluso antes de su inauguración. Aunque algunos países avancen y otros queden fuera irremediablemente, lo cierto es que espectáculos tan grandes tienen no sólo un impacto deportivo sino social. El Washington Times reportó esta semana que unas 250,000 personas fueron forzadas a abandonar sus hogares a causa de la Copa del Mundo.
Como resultado de estos desalojos forzosos, las protestas en las calles no se han hecho esperar: antes, durante y presumiblemente después de que un nuevo campeón del soccer se alce con la copa, miles de personas verán su vida cambiar drásticamente a causa de un bello deporte que es también un jugoso negocio para las autoridades locales y para la FIFA.
Durante las protestas, el gobierno brasileño ha implementado un nuevo tipo de policías antimotines con trajes de más de 10 kilos, resistentes a las llamas y que pueden soportar grandes impactos. Se estima que las fuerzas especiales para contrarrestar a los manifestantes han desplegado hasta 200 de estos "robocops", mientras al interior de los estadios se desarrollan las justas mundialistas.
Habría que pensar si un gobierno debe tener la prerrogativa de tratar a los más pobres de sus ciudadanos como criminales, desplegando contra ellos fuerzas casi militares, como si se tratara de invasores externos.
La Copa del Mundo Brasil 2014 ha estado llena de sobresaltos y bajo el escrutinio crítico de los medios incluso antes de su inauguración. Aunque algunos países avancen y otros queden fuera irremediablemente, lo cierto es que espectáculos tan grandes tienen no sólo un impacto deportivo sino social. El Washington Times reportó esta semana que unas 250,000 personas fueron forzadas a abandonar sus hogares a causa de la Copa del Mundo.
Como resultado de estos desalojos forzosos, las protestas en las calles no se han hecho esperar: antes, durante y presumiblemente después de que un nuevo campeón del soccer se alce con la copa, miles de personas verán su vida cambiar drásticamente a causa de un bello deporte que es también un jugoso negocio para las autoridades locales y para la FIFA.
Durante las protestas, el gobierno brasileño ha implementado un nuevo tipo de policías antimotines con trajes de más de 10 kilos, resistentes a las llamas y que pueden soportar grandes impactos. Se estima que las fuerzas especiales para contrarrestar a los manifestantes han desplegado hasta 200 de estos "robocops", mientras al interior de los estadios se desarrollan las justas mundialistas.
Habría que pensar si un gobierno debe tener la prerrogativa de tratar a los más pobres de sus ciudadanos como criminales, desplegando contra ellos fuerzas casi militares, como si se tratara de invasores externos.
Comentario: Dadas las mentiras usuales de los medios, es algo difícil saber qué está sucediendo en Brasil actualmente. Nadie niega que exista mucha pobreza, y que sea uno de los países con más desigualdad social. Sin embargo, resulta interesante que los medios lo resalten ahora, cuando por lo general, Brasil no parece despertar demasiado interés. ¿Será acaso una táctica política, como sucedió con las críticas hacia Rusia durante los últimos Juegos Olímpicos, justo antes del golpe de Estado en Ucrania? ¿O un poco de ambos, realidad y sensacionalismo?
Recientemente, se reveló que Estados Unidos había espiado ilegalmente a varios líderes internacionales (como si nos les alcanzara con sus propios ciudadanos), y una de las más enojadas fue la presidenta de Brasil, Dilma Roussef. Incluso canceló una visita a Washington a causa de este problema. En el pasado, la presidenta brasilera también manifestó cierta oposición a la política imperialista de EEUU. Si bien ahora las relaciones parecieran haber mejorado, ¿existirá tal vez un motivo mayor para "exponer" a Brasil por las protestas o las injusticias? Si fuera así, como siempre, las más perjudicadas siguen siendo las víctimas, y nadie hace nada por mejorar la situación.
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