sábado, 9 de agosto de 2014

Suerte a tod@s vosotr@s, guerrer@s de la Tierra

Suerte a tod@s vosotr@s, guerrer@s de la Tierra


Dedico mi artículo a toda esa gente joven que aún tienen un corazón esperanzado y un futuro por definir, que disfrutan de toda la fuerza de su cuerpo y tienen toda una vida por vivir y hacer con ella lo que les dé la gana. También a todas las personas que sin ser ya tan jóvenes, todavía albergan el sentimiento de esperanza y además dominan conocimiento sobre ordenadores, internet o sobre energías sostenibles, ya como ingenieros, consumidores, soñadores, comerciales, hackers o activistas políticos anti-sistema. Sirva de inspiración para que conjuguen ese conocimiento con su tiempo y su ilusión y se conviertan en activistas de la Tercera Revolución Industrial y en creadores de otro Mundo en el que ni la Humanidad ni la Naturaleza estemos en peligro.
En 2008 aumentó el precio de los cereales, porque había subido el precio del  barril de petróleo a máximos históricos. Fue consecuencia de la absoluta dependencia a los combustibles fósiles de nuestra agricultura industrial. Los precios altos produjeron hambruna en los países pobres y hundieron el poder adquisitivo de los consumidores de clase media de los países desarrollados. El miedo se extendió y la economía global se estancó. Después, como consecuencia directa, se colapsó el espejismo del mercado financiero que se había desarrollado por encima de sus posibilidades auténticas. Ya se define en los libros que estos hechos lo que reflejaban es el límite máximo de crecimiento del sistema económico basado en los combustibles fósiles. Hace décadas que por el consumo de tres barriles y medio, se descubre un barril nuevo. El sistema ya no es rentable, y se ha convertido en una vieja caldera pasada de vueltas a punto de reventar. Estos fósiles son finitos y cuando mueran, nos pueden arrastrar con ellos. No hay vuelta de hoja, el sistema económico solo puede desaparecer, bien a través de una evolución racional, bien a través de guerras y destrucción masiva. Desde 2008 el panorama internacional no ha dejado de radicalizarse porque lo que ocurre es irreversible y  global.
La Primera Revolución Industrial vino de la mano del carbón y el tren, energía y medio de comunicación que en su encuentro tecnológico posibilitaron que la economía entrara en su primer ciclo industrial. La Segunda se hizo en el encuentro del petróleo y el coche. Entre ambos ciclos tuvieron lugar las dos guerras mundiales. Estamos a las puertas de la tercera revolución industrial, donde deben confluir la comunicación digital, internet y las energías limpias.
Como nuestros abuelos, podemos realizar la evolución de una manera dramática. Hoy en día están enfrentadas por importantes motivos energéticos, estratégicos, económicos y militares grandes potencias como EEUU, China, Rusia, Japón, Israel…, cosa que no sucedía desde la II Guerra Mundial. Y el mundo sufre una crisis aguda que nos está señalando sobre millones de dramas humanos que necesitamos cambiar urgentemente nuestra manera global y personal de vivir.
Podemos adoptar el papel de espectadores y seguir con la vida que hemos llevado desde siempre, mientras sufrimos con lo que vemos y nos sentimos incapaces de hacer algo que pueda cambiar las cosas. Hasta que nos lleven por delante con sus políticas. Y mientras podemos seguir cogiendo nuestro coche para todo, seguir diseñando nuestra vida, como si eso fuera irremediable, sobre los modos de vida que ofrece ese sistema asesino que repudiamos en los telediarios. Cada vez que una persona empuña el grifo de gasolina para repostar, alimenta la muerte en Africa, en Gaza, en nuestros extrarradios, mientras sigue colaborando en la contaminación de nuestra frágil y asombrosa atmósfera. Con nuestros móviles y su uso indiscriminado, apoyamos el imperialismo y la contaminación del agua, la tierra y el aire. Nuestras vestimentas están cosidas por manos esclavas, a veces infantiles. Nuestra calefacción está manchada de sangre. La Medicina nos mata, el ritmo impuesto es frenético o miserable y nos produce problemas mentales. Y nuestra comida nos envenena a nosotros a la vez que envenena al medioambiente. Hemos dejado nuestros asuntos cotidianos en manos lejanas para las que no somos más de un número en las estadísticas mundiales, que han convertido lo que necesitamos para vivir en un negocio, que como todos los negocios, quiere más al dinero que a la gente.
Existen muchísimas alternativas y campos que trabajar, pero el tema de la energía y del consumo privado son básicos. En ellos se asienta el resto de la actividad. Las personas necesitamos energía para vivir y para hacer nuestras cosas. Y no paramos de comprarla durante toda nuestra vida. Y es por la energía que se está matando en el mundo. Y todavía la mayoría del consumo es libre. Y tenemos al sol, el viento, el agua y el calor de la Madre Tierra como fuentes de energía sostenibles, infinitas, accesibles en cualquier lugar del planeta, y que solo necesitan de que un medio de comunicación las conecte a las personas, sus artilugios y sus necesidades. Puede llevarse a cabo un proceso comunitario e individual de recuperar la soberanía energética. Porque nosotros decidimos donde ponemos nuestro dinero. Para ello necesitamos la energía sostenible disponible y la tecnología digital que nos la transforme. Y para llevar a cabo este proceso hacen falta ideas, técnicos, medios, pero también hace falta un proceso de empoderamiento de la gente, porque este nuevo sistema económico necesita de una transformación interna nuestra. Necesitamos empresas que se dediquen a transformar ese consumo y consumidor@s que opten por ellas. Tendremos que conseguir establecer comunidades de vecinos comunicadas, que discutan sus asuntos energéticos, porque en el tejado tienen placas solares y en el sótano energía geotérmica. Necesitamos que la gente se siga comunicando horizontalmente en las redes sociales, y establecer diálogos para ese cambio de modelo en ellas. Y necesitamos gente pensando sobre esa unión de energía limpia, internet y persona, para proyectarla y realizarla. Y necesitamos que este tema esté presente en las organizaciones políticas de izquierdas. Y necesitaremos traspasar la barrera de las ideologías, porque contra el Imperio Financiero del Dinero las armas deben ser económicas. Con el ingenio de ruedas y el combustible fósil también deben morir los partidos políticos ideológicos. Porque el verdadero enemigo no es, nunca ha sido, político, ideológico, religioso o cultural. Siempre se trata de Economía. Y por eso hay que pensar en un proceso de creación de cooperativas o de cualquier otra fórmula empresarial que actúe desde la justicia social, y llevarlo a cabo. Y si empezamos con la energía, empujará al resto de sectores en un dominó popular que vaya transformando el mundo. Y necesitaremos un diálogo público sobre el uso de la violencia y sobre la contaminación, para que ambos temas se conviertan en actualidad informativa, y como con otros temas transversales como feminismo o identidades culturales, vaya tiñendo las conciencias de cada vez más almas del mundo. Y apoyen al proceso económico. Y colaboren con el proceso de cambio político. Las personas somos pequeñas pilas energéticas que nos contagiamos el polo entrando en contacto unas con otras. En estos momentos hay mucho polo negativo, que va desde el soldado que dispara fósforo blanco de fabricación israelí hasta nuestra tristeza un lunes, porque nuestra vida no tiene sentido. Si nos embarcamos en un proceso individual y colectivo de cambiar nuestra vida con nuestros vecinos, conectaremos con nuestra fuente interna de genuina felicidad, y encontraremos mayor sentido a la vida, y con nuestros nuevos sentimientos de fuerza, serenidad, interés, autoestima, de sentirnos parte de algo bueno, contagiaremos al clima mundial de polo positivo, y eso es bueno. Y tenemos que salir a la calle, muchos, creativos, a seguir pidiendo otro mundo en tantos temas que a cada colectivo y persona le toca. Y al terminar la mani, volver a una vida íntima revolucionaria sobre la que sentimos la seguridad que dan las cosas que se sabe están bien hechas. Y respirar en paz. Porque nuestro aliento en paz colabora con la paz en cualquier parte.
Estudiante que no sepas que quieres ser de mayor, te recomiendo que leas, si todavía no lo has hecho, el libro “Aquí en la Tierra”, de Tim Flannery, y “La Tercera Revolución Industrial” de Jeremy Rifkin, por ejemplo. El primero ayuda a formar la conciencia ecológica de cada un@, el Segundo es una guía para el cambio de paradigma de las personas hacia otra economía. Infórmate de la energía limpia, elige tu campo de acción, hace falta gente para crear, pero también para vender lo creado, o para repararlo. Estudioso de psicología, hace falta un proceso social con un importante componente psicológico que necesitará de acompañador@s. Estudioso de política, harán falta liderazgos para ese proceso. Estudioso de la economía, más que nunca hay que optimizar al máximo los recursos con los que se cuentan. Y Juventud interesada en tantos campos de la vida, también allí es necesario transformar las cosas. Montadores, albañiles, electricistas, programadores, agricultores, ganaderos, pescadores y leñadores, artistas! todo@s necesari@s, nuestro ecosistema y nuestr@s bizniet@s os necesitan. Ojalá os asista el Sentido Común. Ojalá dediquéis vuestras jóvenes fuerzas para el Bien Común. Y que seáis muy felices transformando el mundo en algo amable, convirtiéndoos en actores del capítulo humano más decisivo de la Historia.
Y que todas las energías positivas del Universo os asistan, porque como en todas las cosas realmente bonitas de esta Vida, el camino será largo y difícil. Mucha Suerte!!!

Julia Itóiz, la Chula Potra
 Fuente: Noticias y Ocio  PUNTO CERO

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